11 de mayo de 2010

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Ventana de dos colores es la fotografía de la mujer.

La mujer que corre por los palacios de su Argentina.
Esfinge perdida de la dinastía del Olimpo, cálida, suelta, desnuda, única.
Recorre en sus delicados cabellos aquel tiempo de topacios y de margaritas escondidas.
Quizá la noche como vaga sombra disfrute que ella duerma y no sepa remediar su secreto cuando bajo la luna se aparece como sol en su fuego, como ave y su canto.
Disfraces de colores la sostienen en una realidad que ya no es cierta.
Digo que en su rostro las esmeraldas, los diamantes y los rubís que adornaban máscaras en el Egipto de sus dioses hacen más que estorbo, ya posee ella esos labios, las mejillas y esos enormes ojos que con brillo dirigen su mirada hacia mí, haciéndome suspirar, cavilar, dar tumbos, parafrasear el Jesús, María y José... Así es ella. La de la fotografía. La de mi sombra.
MARCO SALAS.

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